viernes, 14 de enero de 2011

EL DECLIVE DE ESTADOS UNIDOS

(Por ser un artículo muy largo, solo pongo una parte de él y el link donde leerlo completo.)


Esta vez va en serio.

“Ya hemos oído hablar otras veces del declive americano”

Ahora es diferente. Es verdad que EE UU ha vivido ciclos de pesimismo en otras épocas. Durante la campaña para la presidencia en 1960, John F. Kennedy se quejaba de que “la fuerza de Estados Unidos en comparación con la de la Unión Soviética ha disminuido, y el comunismo ha avanzado sin cesar en todas las áreas del mundo”. El libro de Ezra Vogel Japan as Number One se publicó en 1979 y fue el preludio de una década de paranoia creciente sobre las técnicas industriales y las políticas comerciales niponas.

Al final, por supuesto, las amenazas soviética y japonesa a la supremacía estadounidense resultaron ser quimeras. De modo que es perdonable que se considere el anuncio de la nueva amenaza que representa China como un caso más de Pedro gritando que viene el lobo. Pero suele olvidarse que, en esa fábula, Pedro acaba teniendo razón. El lobo acaba por llegar; y China es el lobo.

El desafío del gigante asiático a Estados Unidos es más grave por razones tanto económicas como demográficas. La URSS se hundió porque su sistema económico era muy ineficaz, un fallo fundamental que se disimuló durante mucho tiempo porque la Unión Soviética nunca intentó competir en los mercados mundiales. China, por el contrario, ha demostrado su fortaleza económica en el escenario global. Su economía crece a un ritmo del 9 o 10% anual, como media, desde hace 30 años. Es ya el principal exportador y el mayor fabricante del planeta, y posee reservas extranjeras por valor de más de 2,5 billones de dólares. Los bienes chinos compiten en todo el planeta. No tiene nada que ver con el caso perdido que era la economía soviética.

Japón, desde luego, experimentó también muchos años de rápido crecimiento económico y sigue siendo un motor de exportaciones. Pero nunca fue un verdadero candidato a ocupar el primer puesto. La población nipona es menos de la mitad de la de Estados Unidos, lo que significa que el japonés medio tendría que ser más del doble de rico que el estadounidense medio para que la economía de este país asiático pudiera sobrepasar a la de EE UU. Eso es imposible. En cambio, la población china es más del cuádruple de la estadounidense. La famosa proyección de Goldman Sachs de que la economía del Imperio del Centro superará a la de la actual superpotencia para 2027 se hizo antes de la crisis económica de 2008. Al ritmo actual, China podría ocupar el primer puesto mucho antes.

El poderío económico del gigante asiático está permitiendo ya a Pekín desafiar la influencia de Washington en todo el mundo. Los chinos son los socios preferentes de muchos gobiernos africanos y los mayores socios comerciales de otras potencias emergentes como Brasil y Suráfrica. Además, China ha comprado bonos de los miembros de la eurozona en dificultades financieras, como Grecia y Portugal.

Y China no es más que el elemento más llamativo del ascenso de nuevos actores económicos y políticos en general. Los aliados tradicionales de Estados Unidos en Europa -Gran Bretaña, Francia, Italia e incluso Alemania- están perdiendo puestos en la clasificación económica global. Es la hora del ascenso de nuevas potencias: India, Brasil, Turquía. Cada uno de esos países tiene sus propias preferencias en política exterior, que, unidas, limitan la capacidad de Washington de influir. No hay más que ver cómo Nueva Delhi y Brasilia se alinearon con Pekín en las negociaciones sobre el cambio climático. O los votos de Turquía y Brasil en Naciones Unidas al hablar de las sanciones contra Irán. Y esto no es más que el principio.

http://www.fp-es.org/el-declive-de-estados-unidos