miércoles, 26 de enero de 2011

La comunidad de los rostros manchados

Una vez más estoy aquí escribiendo sobre cosas que espero cambien un poco la forma de como las personas ven el mundo, aun sea por un momento. Hoy sin embargo no escribo acerca de mi sino de unas personas especiales, personas a las cuales he llamado Los rostros manchados.

Estas personas no son exactamente nuevas para nosotros, y talvez conozcan más de uno de estos individuos, pero es posible que seas uno de esos que los ignora por conveniencia o quizás incluso uno de esos que los destruye sin saberlo. Y es por eso que escribo esto, para mostrar a los lectores otro lado de esta llamada comunidad de los rostros manchados.

Como antes empezare con una interrogante: ¿Quiénes son ellos y por que les he nombrado así?

Estas personas a las que llamo rostros manchados son personas que han sido marcadas por la sociedad, y les he nombrado así por que han sido manchados cuando sus personas fueron corrompidas por la sociedad, su inocencia arrebatada por morales impuestas por las masas. Sus rostros, son rostros que no pueden ser mostrados sin ser señalados.

Las personas de rostros manchados son personas cuyas vidas han sido arruinadas por la sociedad, personas que gracias a la sociedad probablemente no alcancen su felicidad, ya que la felicidad para ellos es a veces un sueño y no más. Desafortunadamente en mis casi veinte años de vida he conocido muchas de estas personas, algunos fueron personas extraordinarias, otras no, pero cada uno de ellos me enseño algo y me cambio un poco.

Mi primer encuentro con un rostro manchado fue a una edad muy temprana, pero siendo tan joven no me di cuenta de la situación, y aquella vez mi falta de experiencia fue mi perdición. Era una persona increíble a la cual admiraba en aquella época, alguien brillante que logro cambiar la forma en la que veía las cosas, y labrar memorias en mí. Pero esa persona ya estaba manchada, manchada por una posición que no podía ocupar, manchada por un idea errónea de sus padres, manchada por tantas cosas que no podría decir y que llevaron a esa persona a derrumbarse; y yo entonces muy inocente, me convertí en su pilar, algo que luego sabría era un peso que no podría cargar y que terminaría hiriéndonos a ambos. En el presente esa persona no es feliz, es alguien que es criticado por otros… pero el camino de esa persona es uno del cual somos responsables, es la sociedad la culpable de este.

He tenido muchos otros encuentros desde entonces, he conocido personas, menos manchadas y más manchadas que aquel primer encuentro. Más sin embargo son otros dos casos de los cuales quiero hablar: Uno de un niño que perseguirá por siempre mis recuerdos y otro de alguien cuya existencia fue reducida a insignificante.

Muchas veces al día viene este niño a mi hogar, algunas veces pide agua, porque en su casa es posible que no halla, algunas veces simplemente viene para buscar algún tipo de escape de aquella realidad que se le ha impuesto, muchas veces le he visto llorar en el rincón oscuro de la sala cuando cree que nadie le ve, muchas veces le he oído decir querer un final para su vida y preguntar por qué las personas son tan crueles; y es que este niño vive una realidad no apta para niños, es un chico con padres a los cuales no podría importales menos, con una familia que es más problema que solución, sin algún lugar al cual realmente llamar hogar, con una vida con pocas posibilidades de mejoras.

Pero este chico no ha hecho nada para recibir tan cruel realidad, pero aun así es muchas veces tratado de forma infrahumana por otros y puedes ver su miseria cada vez que lo miras y cada vez que lo miro siento lo impotente que soy, solo siendo capaz de ofrecerle agua cuando tiene sed, de intentar hacerle reír cuando esta triste, de escucharle cuando desea hablar, pero esas cosas no están cerca de la solución que él necesita. La felicidad no es algo que puedo darle, yo en mi impotencia no he sido capaz ni siquiera de hacer que las personas le traten de forma un poco más humana, y es que ellos no saben cuánto lo lastiman cada vez que se ríen de él, cada vez que lo silencian, ellos no saben que tanto destruyen su mundo.

El último encuentro tal vez no sea la persona más manchada que conozco pero si es una de mis anécdotas favoritas, ya que prueba lo muy irónica que es la vida. Esta persona es alguien que fue herido por el primer manchado que conocí, alguien quien yo sabía estaba siendo herido pero al cual preferí ignorar bajo el alegato de que no tenía que ver conmigo… alguien quien luego resultó ser una persona increíble.

Esta persona a la cual una vez ignore es uno de esos estraños tesoros de la vida, alguien increíble pero lo suficientemente machado como para haber sido reducida a nada, manchado por un camino impuesto por padres que siguen las reglas de las masas, manchado por una sociedad que le ha convertido en un fracaso, y le ha empujado al borde de la locura, ese lugar donde tu existencia se vuelve un error, donde caminas entre la muerte y la vida, porque esa persona ya no es más que un cadáver viviente que ha sido despojado de cualquier esperanza y deseo.

Pero las personas no ven esto, la crueldad de la sociedad es algo de lo cual no puede escapar, siendo constantemente recordada de ello. En los ojos de la sociedad esa persona es alguien que debe ser castigada, alguien de quien avergonzarse, cuando es la sociedad quien le ha llevado ahí, y yo como parte de la sociedad en atentado contra su felicidad, y me he dado cuenta de mi error demasiado tarde en la historia, así mi error será algo que siempre lleve y por lo cual probablemente siempre me avergonzare.

Estas personas han sido manchadas por nosotros, la sociedad, pero aun entonces les llamamos fracaso, cuando la sociedad es la que ha fracasado, y creemos conocer su realidad lo suficiente como para juzgarlos y hablar como si no fuéramos responsables. ¿Pero qué derecho tenemos de juzgarlos? ¿Qué derecho tenemos de decidir que es bueno para ellos, cuando ni siquiera podemos asegurar su felicidad? ¿Cómo podemos mirarlos sin sentirnos avergonzados cuando somos en parte responsables de su situación?

Este es uno de los lados de nuestra realidad que no nos gusta enfrentar, pero es nuestra responsabilidad como sociedad intentar asegurar un mejor futuro para las próximas generaciones, y es muy sencillo limpiarnos de esta responsabilidad y arrojarla a alguien el cual no nos importa. Es responsabilidad de cada uno de nosotros y es por eso que les pido que la próxima vez que se encuentren con uno de estos manchados, intenten ver las cosas desde otra perspectiva, desde la de ellos, y contribuyan por lo menos a no ser uno de sus destructores.

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